Las feromonas, o también llamadas hormonas sociales, son unas sustancias químicas capaces de transmitir información entre los individuos, de forma que pueden provocar cambios fisiológicos y de comportamiento. Cuando hablamos de feromonas solemos pensar en “sustancias” que se perciben mediante el olfato, aunque no es exactamente así. Para que un individuo perciba las feromonas, y estas provoquen su acción, se necesita la presencia de un receptor específico: el órgano vomeronasal (de Jacobson), situado en la pared inferior del tabique nasal y la mucosa que lo recubre permite “paladear los olores”, mediante un comportamiento conocido como “flehmen”, conducta que consiste en que el animale alza la cabeza, retrae el labio inferiro y abre la boca, como inhalando el aire. Esta conducta es fácilemente observable en el gato.
La información recibida por el órgano vomeronasal se transmite al sistema nervioso y, más específicamente al sistema límbico, una zona especializada en las sensaciones (placer, miedo, ansiedad…)
Debemos tener muy presente que de todas las vías de comunicación posibles en el gato, el lenguaje olfativo es el principal, y aquí destaca la importancia de las feromonas. Cuando un gato frota su cabeza contra nuestras piernas, contra un sofá o cuando pasa sus almohadillas por una pared, en realidad está dejando señales claras y reconocibles para otros individuos capaces de interpretar los mensajes que portan las feromonas.
El marcaje facial y el marcaje con orina fueron los primeros estudiados por los pioneros de la etología veterinaria, pero ha sido hace poco tiempo cuando se han conseguido aislar esas feromonas para tratamientos específicos de problemas de comportamiento. El análisis de la secreción facial evidencia hasta cuarenta componentes químicos distintos. De los cuarenta, sólo trece son comunes a todos los gatos y, entre ellos, cinco son las combinaciones diferentes que parecen corresponderse a cinco mensajes distintos denominados: F1, F2, F3, F4 y F5.
Actualmente, tres de estas asociaciones se han podido relacionar con una función concreta: la F2 es la secreción que se deposita en estados de excitación sexual, la F3 sobre objetos inanimados conocidos y la F4 la que se deposita sobre otros felinos conocidos y sobre otras especies familiares. Las dos feromonas que más nos interesan son la F3 y la F4, a las que se ha denominado también como “feromonas de identificación o familiarización”, porque son secreciones cuyo olor va a hacer que el gato se sienta cómodo y tranquilo: la F3 le hará sentirse “como en casa” y la F4 le hará sentirse “entre amigos”. Todas ellas son útiles para tratar trastornos del comportamiento (agresividad, conductas extrañas) o, simplemente, para tranquilizar a gatos que van al veterinario o que tienen un nuevo amigo en casa, por ejemplo.
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