Los perros y los gatos tienen un tipo de naturaleza muy diferente. Los perros son animales muy sociables, viven en grupo, tienen una jerarquía social y gustan de trabajar en equipo. Los gatos en cambio tienen una vida solitaria e independiente, son menos sociables.
La causa de este odio sin razón aparente, es que estas dos especies malinterpretan sus señas corporales. Cuando un perro mueve la cola de un lado a otro indica que se encuentra contento y emocionado, con intenciones amistosas. En cambio si un gato agita su cola de un lado a otro no quiere decir que esté feliz, sino todo lo contrario: significa que está molesto y enojado. Aquí es cuando el gato podría morder o arañar. Cuanto más la muevan, mayor será su enojo, por lo que el significado de esta señal es de “¡No te acerques!”.Estos grandes malentendidos provocan que con el tiempo los perros aprendan a ver a los gatos como seres hostiles y despreciables, aumentando los conflictos que existen entre estas dos especies. Pero afortunadamente esto no siempre es así, hay muchos perros y gatos que han aprendido a convivir entre si en una misma casa.
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